Según manifestaron referentes del sector agropecuario, esto se dio más por la voluntad de los productores que por acompañamiento de las políticas oficiales.
El sector agropecuario es uno de los más importantes de la economía argentina no solo porque origina más del 70% de las divisas que ingresan al país, sino también por el movimiento económico que genera, la gran cantidad de actividades que dependen de él y los puestos de trabajo que crea, sobre todo, en el interior del país.
Sin embargo, esta importancia, inclusive cultural e histórica, parece diluirse puertas adentro de los despachos estatales a medida que pasan los diferentes gobiernos, en los que ha primado una mirada recaudatoria por sobre un plan estratégico que permita desarrollar todo el potencial y productividad de la actividad.
Pero pese a la falta de una mirada a largo plazo, los cambios políticos, la interrupción de lineamientos (a veces, en una misma gestión) y la implementación de decisiones hostiles y poco propias para la actividad, el agro siguió creciendo a lo largo de los años, sobreponiéndose a las decisiones y omisiones de los gobiernos.
Así lo demuestra un trabajo realizado por el analista y especialista en mercados agropecuarios Carlos Etchepare quien remarcó que, independientemente del poder de turno y las políticas implementadas hacia el sector, la siembra y producción de granos se mantuvo en crecimiento, inclusive durante el kirchnerismo, cuando las altas retenciones combinadas con el cierre de las exportaciones y una dialéctica hostil hacia el sector, desincentivó y puso en aprietos a más de una rama de la actividad.
Según indica el especialista, desde el año 1966 hasta el gobierno de Mauricio Macri, en promedio, el área sembrada con granos creció de 19,1 millones de hectáreas hasta 38,7 millones de hectáreas, mientras que la producción pasó de 22 a 132,9 millones de toneladas en promedios. Esto quiere decir, que más allá de caídas o estancamientos puntuales que se dieron mayormente por cuestiones climáticas, la producción agraria se sextuplicó, creciendo así 504% en poco más de 50 años. Evolución de la producción de granos a lo largo de los distintos gobiernos (Carlos Etchepare).
En ese lapso el campo atravesó gobiernos militares y civiles, innumerables crisis económicas e inflaciones descomunales y, por sobre todas las cosas, falta de políticas agropecuarias o continuidad de lineamientos básicos con los cambios de gobierno. La constante fue la falta de previsibilidad. En este sentido, Etchepare parte de dos premisas: o no hubo política agropecuaria o justamente, la política pareciera ser que no la haya.
A pesar de todo
“Lo que se ha comprobado es que no ha hecho falta una política agropecuaria porque la producción ha seguido creciendo en los últimos 40 años, salvo períodos muy marcados cuando se dieron cuestiones climáticas. Si existe un sector que crece aun sin políticas o inclusive políticas agresivas hacia él, ¿por qué lo van a cambiar?”, se preguntó Etchepare en diálogo con Infobae.
La respuesta no se hace esperar: “Uno podría decir que hay que cambiar porque podrías crecer mucho más, sobre todo si éstas están dirigidas hacia el sector más importante de la economía, pero está visto que esa no fue la decisión de la política, sino ver cómo se le saca cada vez más y, que pesar de que se le pega todo el tiempo, sigue produciendo”.
Concentración
Según el último censo agropecuario nacional de 2018, en el país había 250.881 explotaciones agropecuarias, cuando en 2002, esa cifra se extendía hasta los 333.000. Esto significa que en el mismo lapso que 83.000 productores dejaron la actividad, se produjeron 45,1 millones de toneladas más de granos.
Fuente: De Frente al Campo